sábado, 29 de octubre de 2016

Se consumó: el PSOE se une a Ciudadanos para hacer presidente del Gobierno a Rajoy

Con 170 síes, el popular Mariano Rajoy ha alcanzado de nuevo la presidencia del Gobierno de España. Además del PP, ha contado con el apoyo positivo de Coalición Canarias, Foro Asturias, Unión del Pueblo Navarro y Ciudadanos.

Estos votos, a todas luces insuficientes, en esta segunda sesión de investidura han tenido que contar con la inestimable y "responsable" colaboración a cambio de nada del PSOE. Ya lo decidió el Comité Federal que descabezó al secretario general, Pedro Sánchez. El hasta hoy diputado ha renunciado a su acta de diputado: primero, porque se debía al PSOE y segundo por sus convicciones de no investir a Rajoy.

El resto de la Cámara (Unidos Podemos, PNV, ERC, CiU, Bildu, Compromís y Nueva Canarias) ha votado en contra, así como 15 díscolos del PSOE que también ha votado no a Rajoy.  En total 111 noes se ha llevado el presidente, el más bajo número de negativas en toda la historia de la democracia española.

A día de hoy ya hay presidente, que es Mariano Rajoy. Habrá que esperar hasta el jueves 3 de noviembre para que se sepa los integrantes del nuevo ejecutivo. Al parecer, no corría tanta prisa el formar un nuevo gobierno tanto en cuanto Rajoy necesita cinco días más, a pesar de haber tenido más de 300 días para pensarlo.

La legislatura se espera que no llegue a los cuatro años, por varios motivos: primero, porque no tiene la mayoría suficiente para hacerlo (le faltan 6 votos); segundo, porque Rajoy ha dejado claro que no va a tocar nada de lo hecho hasta ahora; y tercero, el principal partido de la oposición, el PSOE, está ahora mismo en transición y un adelanto electoral cogería a los socialistas con el pie cambiado.

El tiempo dirá cuánto durará esta XII Legislatura. Dure lo que dure esperemos que se cumpla aquello que tanto ha defendido el líder de Ciudadanos, Albert Rivera: "se acabó ningunear al Parlamento" porque contará con la mayoría. Pero claro, cabe la posibilidad de veto del Gobierno en caso de aumento de gasto...

(Foto: el diario.es)




martes, 11 de octubre de 2016

Una gestora para llevar a Rajoy a la Moncloa

Los críticos que dimitieron en bloque y todos los que le respaldaron se salieron con la suya, que no era otra que destronar al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez.

El barón asturiano Javier Fernández preside la gestora que ahora mismo lleva las riendas del Partido Socialista, su mano derecha no puede ser otro que alguien cercano a la presidenta andaluza Susana Díaz, Mario Jiménez que es el portavoz del PSOE en el Parlamento de Andalucía.

Pero el foco no está en quién manda ahora, sino qué va a hacer el PSOE en estos momentos respecto a la gobernabilidad de España. Una vez echada por tierra la tesis de Pedro Sánchez de un gobierno alternativo al de Rajoy, no le queda otra que elegir entre continuar con el no e ir a terceras elecciones o abstenerse y que gobernara Rajoy y el PP.

Javier Fernández ya se ha pronunciado, de forma individual porque aún no se ha tomado la decisión definitiva: aboga por una abstención técnica para evitar las terceras elecciones que nadie quiere y que el PP la desea porque le beneficia aunque puertas hacia afuera digo que no.

En unos días habrá un comité federal que decidirá la postura socialista. Hoy por hoy se da por hecho que se abstendrá.

Desde el punto de vista institucional el Jefe del Estado ha fijado la ronda de contacto con los representantes políticos el lunes 24 y martes 25 de octubre. En ella verá la posibilidad de que haya alguna candidatura que pueda tener los apoyos necesarios. Las sesiones de investidura se iniciaría el 26 o 27 de octubre. El límite legal es el 31 de octubre. En caso de que no se obtuviera los apoyos necesarios, el 1 de noviembre se publicaría el decreto de disolución de las Cortes.

  




viernes, 30 de septiembre de 2016

Golpe a la cúpula del PSOE sin una propuesta de gobernabilidad

Juego sucio. De esta forma se puede calificar lo que está pasando en el PSOE, donde 17 integrantes del Comité Federal han dimitido en bloque con el propósito de derrocar a Sánchez y que dimitiera. Le han salido rana el asunto.

Vamos por parte. Desde distintos sectores fácticos del país han intentando y lo siguen haciendo, recaer el peso de la ingobernabilidad en el PSOE. Ya lo hemos dicho por activa y por pasiva, sin contar con el PSOE, el Partido Popular tiene 95 diputados con los que negociar la gobernabilidad. Pero claro, no quieren mover ficha, porque los populares sólo firman con "constitucionalistas", es decir, Partido Popular, Ciudadanos y Partido Socialista. Tan constitucionalista es el PP como es Unidos Podemos, por mucho que les moleste. 

Son constitucionalistas porque sólo se fijan en el artículo 2 "la nación española" ¿y qué pasa con los artículos de derecho a una vivienda, a la educación gratuita o sanidad universal? Estos artículos no interesan ni a PP ni a Ciudadanos, y a la vista está porque desprecian al resto de partidos.

Pero volvamos al asunto, ante esta situación de precipicio donde el PP ha querido colocar al PSOE, los socialistas se debatían en qué hacer. Mucha presión interna y externa, de los poderes fácticos. Ya con las elecciones de 20D el PSOE lo dejó claro, NO al PP. 

Es cierto que tras el 26J el PP ha mejorado la situación y está más cerca de alcanzar el poder, pero no le dan los números porque Rajoy se ha negado, siquiera hablar, con los nacionlistas catalanes y vascos. Tras la celebración de las elecciones vascas y gallegas, se vería qué podía hacer el PSOE. 

Pedro Sánchez lo había dicho por activa y por pasiva: No a terceras elecciones y no a un gobierno del PP que mantuviera las nefastas políticas neoliberales que han llevado a millones de españoles a la pobreza, precarización y a otros tanto a aumentar sus cuentas de resultados (han subido el número de millonarios en España según los datos oficiales).

Si Rajoy sólo contaba con 170 apoyos, aún quedan 180 escaños que le han dicho que no. El secretario general socialista propuso formar un gobierno alternativo al PP, un gobierno de cambio, junto a Unidos Podemos y Ciudadanos. Lo dejó claro: "no sólo depende del PSOE, también de estos dos partidos que tienen vetos cruzados". El gobierno alternativo es posible, tanto con estos dos partidos como uno de izquierda de PSOE y Unidos Podemos que alcanzaría los 156 escaños, y que contaría con 20 síes más. 

El quid de la cuestión está en la celebración del referéndum de autodeterminación en Cataluña: es una línea roja que ni ERC ni Convergència quieren bajar. El propio PSOE se ha negado al referéndum y tiene su propuesta de reforma constitucional encaminándola a un modelo de corte federal.

Sánchez defiende este gobierno alternativo, y otros prefieren una abstención al PP para que Rajoy gobierne. Lo que nadie quiere es que haya terceras elecciones. El triple no no es posible. El secretario general, tras la debacle electoral del 25S, dijo que tenían que ser los militantes los que decidieran qué hacer. 

Entre tanto, en los últimos días se han precipitaron los acontecimientos con la mencionada dimisión en bloque de los 17 críticos. No entendemos qué pretenden estos críticos, que muchos los sitúan en la órbita de la presidenta andaluza Susana Díaz. Si lo que querían era desbancar a Sánchez no le han salido la jugada en su totalidad, tanto en cuanto sigue el secretario general. Todo ello a expensas de convocar un congreso para elegir nuevo secretario general y que los militantes socialistas se posicionaran.

El gran perjudicado no es Sánchez, sino el PSOE, la nefasta imagen que se está dando. Una cosa es discrepar y otra usar malas artes para desbancar a un líder. Si discrepan, que presenten un candidato, que presenten una propuesta y que se mojen en su postura de gobernabilidad: apoyo al PP, gobierno alternativo o ni una ni otra, por lo tanto, a terceras elecciones. 

Ese escenario de terceras elecciones es el denostado por todos, aparentemente. 

domingo, 18 de septiembre de 2016

"La democracia exige un Gobierno de progreso" PSOE, Ciudadanos y Unidos Podemos

Nos hacemos eco de un artículo de opinión publicado en Contexto y Acción el domingo 18 de septiembre, por el periodista Bonifacio de la Cuadra. Se titula "La democracia exige un Gobierno de progreso" y se puede resumir en cómo PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos deben pactar un acuerdo de mínimos sin Rajoy y potenciarlo en el Parlamento.
Se pongan como se pongan los partidos que examinan con exquisitez al adversario para fijar líneas rojas que le resulten insuperables, es del todo posible establecer ahora en España un Gobierno de progreso, aglutinado en torno a planteamientos políticos que, para no entrar en detalles, pueden consistir en lo contrario de lo que ha sido el Gobierno del PP presidido por Mariano Rajoy. El apoyo parlamentario y, en su caso, el control, potenciará democráticamente ese Ejecutivo.
Claro está que un programa de Gobierno avanzado puede contener otros ingredientes que no se reduzcan a enmendarle la plana al Ejecutivo saliente. Pero la realidad electoral del 26J y el agrupamiento de escaños en la segunda sesión de investidura, mediante los 180 noes a Rajoy frente a los 170 síes, pone muy fácil el camino para un acuerdo político, si los líderes de la oposición son capaces de concentrarse en esa realidad aritmética y extraer de ella las convenientes consecuencias políticas, sin distraerse, por el momento, con aspiraciones más ambiciosas. El tiempo permitirá ampliar los objetivos. (En cuanto a un eventual Gobierno con solo 85 escaños, ahí está el ejemplo --entre otros-- de Ada Colau, que gobierna, y bien, el Ayuntamiento de Barcelona con 11 de los 41 concejales de ese municipio).
Puede ocurrir que las fuerzas secesionistas exijan compromisos inminentes y no les convenza el argumento de que el desalojo de Rajoy ya es para ellos un avance en sí mismo. O, desde el otro lado, acaso los barones socialistas, anclados en la vieja política, o los antiguos líderes, disfrazados dejarrones chinos, apuesten todavía por el bipartidismo y por la novedad del patrioterismo centralista, con olvido del Jordi Pujol de sus amores... En ese caso, los principales promotores del Gobierno del Cambio --PSOE y Unidos Podemos-- deberían acudir a la solución B.El desastre del PP, que usó y abusó durante cuatro años de una mayoría absoluta que le permitió dilapidar los avances sociales logrados, normalizar la corrupción como herramienta política y favorecer únicamente a quienes detentan poder, ofrece la ventaja política de que el grado de indignación producido en la mayoría de los españoles pueda convertirse en el número de escaños suficientes para desalojar a Rajoy de la Moncloa. Los 85 escaños del PSOE más los 71 de Unidos Podemos suman ya 156, a los que podrían unirse nacionalistas y separatistas --basta con que todos se concentren, como objetivo prioritario, y prometedor, en la desaparición de Rajoy y el PP del Ejecutivo--, hasta superar la cifra mágica de los 175 diputados.
La solución B
La solución B no es otra que implicar a Ciudadanos, cuyos 32 diputados podrían contribuir con su voto afirmativo a la investidura de Pedro Sánchez en la primera votación o con su abstención en la segunda. Ciudadanos tiene ya experiencia de pactar con el PSOE y con el PP y de votar favorablemente a su respectivo candidato a presidente del Gobierno, tras las correspondientes negociaciones y los pactos previos a ambas sesiones de investidura. Cuenta con un núcleo común. Los cambios de criterio en aras de la gobernabilidad de la Patria deberían impedir a Ciudadanos establecer vetos a otras formaciones, tras haber sido tan amable con el PP.
La incompatibilidad ideológica entre Ciudadanos y Podemos --esgrimida mutuamente como línea roja insalvable-- no vale para dejar de pactar una investidura que, además de los puntos comunes de regeneración política, anticorrupción, modificación de la ley electoral y cambio democrático, entre otros, aportaría el suculento regalo de la desaparición de Rajoy y el PP del poder ejecutivo. No existen argumentos para oponerse, desde ninguna de esas tres formaciones --PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos--, a constituir un Gobierno del cambio, no para dejarlo esclerotizado gobernando, sino investido, pero también vigilado y controlado. No es preciso acudir al ejemplo de la Transición, durante la que fueron capaces de pactar nada menos que las reglas del juego de la democracia políticos que venían de las cárceles de Franco o del exilio con gerifaltes del régimen.
Unidos Podemos hará bien aparcando, si es preciso, su inteligente propuesta de consultar a los catalanes sobre su voluntad de permanencia en España, pero sin dejar de avisar que el paso del tiempo pasivamente, modelo Rajoy, es una fábrica de independentistas. Si Podemos se implica, como debiera, en la configuración de un Gobierno de progreso, deberá aceptar de Ciudadanos todo aquello que no huela a Rajoy, que algo hay, y avanzar por ese camino. Es lo que está haciendo con el PSOE el líder de IU, Alberto Garzón, que ha trasladado a Pedro Sánchez unas condiciones para respaldar su investidura que son, entre otras, una reforma fiscal progresiva, un plan de empleo; derogación de la reforma laboral, la ley Mordaza y la LOMCE; un nuevo Estatuto de los Trabajadores, la garantía de suministros básicos, y una reforma de la Ley Electoral que garantice mayor proporcionalidad.
El 9 de marzo de 2016, centenares de intelectuales demócratas iniciaron la publicación de un manifiesto titulado ES POSIBLE Y NECESARIO UN GOBIERNO DEL CAMBIO: REPETIR LAS ELECCIONES NO ES SOLUCIÓN, que alcanzó 10.108 firmantes. Contrarios a la continuidad del Gobierno de Rajoy, los manifestantes apostaron por los “tres partidos que abogan por el cambio y la reforma”, a partir de los comicios del 20-D, y estimaron que “sería una irresponsabilidad que en los  próximos días no fuesen capaces de lograr una mayoría suficiente que evite las elecciones y abra una nueva etapa política en España”.
Para que esas iniciativas lleguen a buen fin, habida cuenta del debate interno del PSOE, ni Alberto Garzón ni Pablo Iglesias deberían plantear unos objetivos democráticos de máximos que hagan tambalear al partido de Pedro Sánchez. Por el contrario, deben contribuir a apuntalarlo, porque el PSOE, clave en la Transición, el proceso constituyente y la oposición, creó zonas oscuras y frágiles durante sus largas etapas en el poder. Todavía colean, en perjuicio de la democracia que los socialistas contribuyeron a traer. Ayudarles a regenerarse es una tarea democrática, compatible con la pugna política y enteramente beneficiosa para la gente, los ciudadanos, el pueblo.No fueron capaces. Se repitieron las elecciones el 26J. Miles de votantes publicaron otro manifiesto el 28 de julio último y lo han repetido el 30 de agosto: POR UN GOBIERNO DE PROGRESO. POR UN ACUERDO DE PSOE, UNIDOS PODEMOS Y CIUDADANOS. Proponen a las tres fuerzas del cambio que se sienten a “dialogar para acordar unos mínimos que satisfagan las demandas ciudadanas”. Les piden “los esfuerzos necesarios para conseguir un nuevo Gobierno que ponga fin a los recortes, inicie un proceso de regeneración democrática  y responda a las necesidades sociales más urgentes”.
La República, aparcada
Hay un ejemplo de renuncia temporal a los objetivos democráticos máximos: el aparcamiento de la opción republicana para la jefatura del Estado. Hace dos años, a propuesta de Izquierda Plural, el Congreso de los Diputados debatió y votó una moción instando al Gobierno a que convocara un referéndum sobre Monarquía o República. Esa moción --histórica, porque fue la primera vez que se produjo una votación parlamentaria sobre esa materia, desde que se aprobó la Constitución de 1978-- fue derrotada por 274 votos en contra (los del PP y el PSOE unidos, con la adhesión de UPyD), 26 a favor (IU, PNV, ERC, Amaiur y BNG) y la abstención de CiU.
En cambio, resulta muy criticable que en asuntos políticos en los que existe unanimidad en la oposición parlamentaria para tratar de hacer entrar en razón al Gobierno del PP, se actúe con debilidad o timidez. Me refiero al recurso interpuesto por el Congreso de los Diputados ante el Tribunal Constitucional para que el Gobierno en funciones del PP pueda ser sometido a control parlamentario. La democracia necesita una decisión urgente.Incluso con ese precedente, las formaciones políticas que han concurrido en las dos últimas convocatorias a las elecciones generales no llevan en sus programas --al menos, no lo resaltan-- ese referéndum sobre la jefatura del Estado, que en el proceso de regeneración de nuestra democracia habrá que abordar. Pero es buena señal que para la formación de un Gobierno de progreso no se impongan por nadie exigencias democráticas de alto calado, como esa, que dificultaría el acuerdo.
No es de recibo que el máximo intérprete de la Constitución, una vez admitido el recurso del Parlamento el 13 de junio último, y cumplido a finales de agosto el plazo para las alegaciones de las partes, no resuelva el conflicto “dentro del mes siguiente”, como se lo exige la ley por la que se rige el Alto Tribunal --sacrosanta obligación jurídica--, es decir, a finales de septiembre. La importancia de esa sentencia para el normal funcionamiento de la institución parlamentaria y el ejercicio de su función de control al Ejecutivo no permite retrasarla por el disfrute de los señores magistrados de sus vacaciones de agosto. Precisamente ese mes fue declarado hábil por el propio tribunal a efectos de registro y plazos. El objetivo de esa medida fue el de poder resolver asuntos relativos al proceso secesionista de Cataluña y a la candidatura de Arnaldo Otegi para las elecciones autonómicas vascas del 25 de septiembre. Pero, ¿qué es realmente más importante y urgente?
En conclusión: el PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos están obligados a alcanzar un acuerdo viable para investir al líder socialista como presidente de un Gobierno de cambio y de progreso, cuya primera virtud residirá en desalojar a Rajoy y al PP del Ejecutivo. Y mientras ese momento llega, la oposición al Gobierno en funciones debe exigir al Tribunal Constitucional que cumpla su propia ley y sentencie en el actual mes de septiembre el recurso sobre el control parlamentario de la oposición al Gobierno, esencial en esta democracia.


lunes, 12 de septiembre de 2016

Posibles Gobiernos: PP con 137 escaños y PSOE-Unidos Podemos con 156

Tras el fracaso de Rajoy en su sesión de investidura, ahora hay un impás de espera para ver qué movimientos van a hacer los partidos políticos. El Jefe del Estado le trasladó a la presidenta del Congreso que, de momento, no haría una nueva ronda de contactos con los partidos políticos, para que estos tuvieran tiempo para el diálogo.

Hay varias alternativas por mucho que los señores Rajoy y Rivera se empecinen. Por un lado está la encabezada por el PP, que contaría con el apoyo de Ciudadanos para la investidura pero sin entrar en el Gobierno, pero que, como ha quedado demostrado se queda corta a día de hoy. En segundo lugar, una alternativa progresista encabezada por el PSOE y el apoyo de Unidos Podemos. 

La diferencia entre una y otra es que en la primera gobernaría el PP en solitario, mientras que en la segunda sería una coalición. De esta forma tendríamos un gobierno en minoría de 137 escaños con el PP, y 156 el gobierno en minoría de PSOE y Unidos Podemos. Así que aquellos que hablan de un gobierno de 85 escaños es débil hay que recordarles que Unidos Podemos, a diferencia de Ciudadanos, sí entraría en el gobierno. Desde nuestro punto de vista como debe de ser.

Rivera, tras el 20D, y el ofrecimiento de Pablo Iglesias a Pedro Sánchez para conformar un gobierno en coalición comenzó a propagar el mantra de que Iglesias sólo quería sillones. Lo que Albert Rivera no dice es que, tras esos sillones, hay responsabilidad de gobierno. 

Un ministerio no es sólo un cargo, es mucho más. Pero claro, la política de Ciudadanos es, apoyo a la lista más votada, sea quien sea, y los dejo sólo ante el peligro. ¡Eso sí que es una irresponsabilidad! aunque es lícito que lo hagan.

La tercera alternativa, casi imposible, por la que "Por una España Mejor" se ha decantado desde el principio, y que coincide con la idea de Pedro Sánchez, es la del "gobierno de cambio" PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos. Con el que se comenzaría a derogar todo aquello que tanto perjuicio ha provocado a la ciudadanía: recortes, recortes y más recortes, por mucho que digan que con el PP la economía va bien. 

La postura más irreconciliable es la de Ciudadanos, que ni siquiera apoyaría, aunque no participara, en un gobierno de PSOE y Unidos Podemos. Algo igual ocurrió en la pasada legislatura con Podemos que no apoyó el acuerdo de Sánchez con Rivera. Hay matices entre unos y otros, pero la idea central es que se vetan ambos "partidos emergentes".

Ciudadanos rompió su pacto con el PP, pero con su capote al ministro de economía en funciones, de Guindos, se ha posicionado más a la derecha que el propio PP. Cosas como esta no hace factible a que Ciudadanos pueda apoyar un gobierno de cambio.

Los números están ahí. Rajoy no se mueve y mete presión a Sánchez para que lo "deje gobernar", Rivera hace lo propio y aboga por la gran coalición. Por su parte, Sánchez ha dejado claro que no apoyará para la formación de un gobierno del PP, que es el antagonista. El resto de partidos han dado la espalda a Rajoy, con lo que no tiene más remedio que jugarse la última carta con el PSOE, y han mostrado disposición a un apoyo al PSOE.

La duda sigue en el aire si Rajoy no mueve ficha para que los nacionalistas lo apoyen, como así hizo para la mesa del Congreso, o Sánchez se postule o no como candidato en una alternativa. Lo que está claro es que terceras elecciones, ¡no!. Como mal menor, se debería dejar gobernar a Rajoy, pero no a cualquier precio, sino negociando posibles modificaciones legislativas de carácter social, económico, laboral, educativo, sanitario, entre otras.

Todos se vetan, pero la solución está en que la legislación en la formación de gobierno se ha quedado obsoleta dado que se fundamentaba en el bipartidismo. Los Ayuntamientos y Comunidades Autónomas tienen un sistema de elección en la que no sólo se vota a un único candidato, sino a los que se quieran presentar. De esta forma siempre hay un vencedor y se pondría cerco a la ambigüedad actual.




sábado, 3 de septiembre de 2016

El doble rasero de ABC con las concentraciones contra Maduro en Venezuela y del 15M en España

A nadie se le escapa la tendencia ideológica del diario ABC, conservadora y monárquica. Son muchos años de historia de España y del mundo, de editoriales, de noticias...

Pero esa máxima de rigor este periódico se lo aplica según convenga. Si vemos la portada de la manifestación contra el Gobierno de Maduro en Venezuela del 1 de septiembre, se titula "Venezuela grita libertad" y subtitula cómo "un millón de personas claman contra Maduro en una histórica manifestación que desafió las amenazas del chavismo". 

Si volvemos a España, cuatro años atrás, en 2011 con las concentraciones de indignados de Sol, símbolo del 15M, ABC titula "Fuera de la ley" y subtilula destacando cómo "la Junta Electoral Central declara ilegal la concentración de Sol por afectar la libertad de los ciudadanos para decidir el voto, pero los indignados no se van no se van y amagan con reventar también la jornada de reflexión".

Más evidente no puede ser el doble rasero de este medio. Los venezolanos en contra de su gobierno "gritan libertar", los españoles indignados contra el suyo por la situación del país están "fuera de la ley y amagan con reventar la jornada de reflexión".

Queremos una España mejor, con unos medios de comunicación que nos de una información veraz y rigurosa, porque para opinar están las columnas y las editoriales. De vergüenza.

viernes, 2 de septiembre de 2016

Tras el fracaso de Rajoy, a buscar una alternativa

Los 170 votos que ha conseguido Rajoy en sus dos sesiones de investidura han sido insuficientes para alcanzar los suficientes para formar Gobierno.

Este fracaso era algo previsible dado que ni el PP ni Rajoy han hecho amigos en durante los últimos años, ni por sus formas ni por las políticas. 

Por otro lado, el sí de Ciudadanos ha sido a regañadientes por las palabras de Rivera en el estrado y de otros dirigentes del partido naranja.

La realidad es la que es, 180 noes por 170 síes. Rajoy ha fracasado porque no ha hecho lo suficiente para conseguir los votos necesarios. Se ha ceñido a Ciudadanos y poco más. Inclusive otros dirigentes, como los del PNV, han mostrado su sorpresa porque ni siquiera se les ha preguntado.

Han intentado, bajo el chantaje de las fechas de las futuribles terceras elecciones, que el PSOE los apoyara en una gran coalición o se abstuviera para "que gobernemos la lista más votada".

La alternativa, si la hubiera, la lideraría el PSOE, como segundo partido en votos. Unidos Podemos se ha postulado clarísimamente para formar un gobierno con los socialistas. ERC y la antigua Convergéncia lo dijero claro, apoyarían una alternativa liderada por el PSOE.

Sánchez ha dejado entrever intentar un Gobierno de Progreso con PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos. Tanto Unidos Podemos como Ciudadanos no se ven compartiendo un gobierno con el otro, pero sí la posibilidad que apoyen un gobierno con el PSOE. Si Rivera es tan patriota, podría mirar por el interés de España y los españoles.

Habrá que esperar acontecimientos, lo que está claro es que los terceros comicios tienen que descartarse de plano.